miércoles, 23 de marzo de 2011

Por una investigación más humana

Por:
Holanda González Valderrama
Javier Vargas Acosta


Cuando los seres humanos aparecemos en la faz de la tierra, ese homínido que se separa de los monos, el Australopitecos, hace ya 6 millones de años, y que terminaría convirtiéndose en su proceso evolutivo en el Homo Sapiens Sapiens, siempre fuimos seres habidos por comunicarnos. Pero antes de lograr esa cualidad de seres pensantes, éramos recolectores y nos alimentábamos de raíces y frutas. Muy pronto ese ser que todavía no había desarrollado el lenguaje articulado que conocemos hoy como la voz, nos comunicábamos por medio de un lenguaje de señas, y sonidos guturales.

Ese hombre de Neandertal plasmaba todo lo llevaba dentro de su ser en las paredes y pisos de las cuevas donde habitaba. Es aquí donde aparece la teoría de Federico Engels, plasmada en su libro: “El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre”, donde explica cómo ese hombre primitivo era superado por los animales que lo rodeaban en tamaño y fiereza, muy pronto se dio cuenta de que: o cazaba dichos animales o ellos lo cazaban a él. Es cuando se une y comienza cazar animales, a cubrirse con sus pieles y a comer su carne. Esa ingesta de carne va a traer consigo un rápido desarrollo del cerebro y por ende de todo el cuerpo de ese ser que ve cómo se perfecciona su aparato articulatorio y comienza a comunicarse utilizando la voz. 

Inicialmente ese homínido plasmaba en esas pinturas que hoy son consideradas como arte, como las encontradas en las cuevas de Altamira, España o Lascaux, Francia, otros seres como él, animales y una naciente mitología en la que representaba seres superiores, en lo que se considera como los inicios de las religiones. Esa mitología le sirvió al hombre para explicar su lugar en la naturaleza, y muchos de los fenómenos naturales para los cuales no tenía una respuesta. Esos mitos le explicaron al hombre de manera empírica, fenómenos como el rayo, que él explicaba por medio de su naciente cosmogonía, diciendo que eran los dioses que se enojaban con él y para castigarlo le enviaban los rayos. 

En su artículo: Una epistemología pluralista, el anarquismo de la ciencia de la ciencia de Paul Feyerabend, publicado en la Cinta de Moebio, Revista electrónica de Epistemología de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, la Socióloga Marisol Facuse, pone de presente como en la práctica de la Ciencia, todo método que lleva a la obtención de un conocimiento, no hay ni reglas ni leyes definitivas, dejando de lado lo que ella denomina los conocimientos que por totalitarios, se perfeccionan como mecanismos de la exclusión de muchos sectores de la población mundial. Antes de adentrarnos en el análisis de este artículo es bueno presentar la definición de Epistemología, como la doctrina de los fundamentos y métodos del conocimiento científico, cuyo objeto de estudio es la producción y validación del conocimiento científico. Igualmente la definición de Anarquismo: El término anarquismo es de origen griego y significa “sin autoridad ni poder”. Esta ideología, junto con el marxismo, constituye una de las corrientes del socialismo.

Esto nos sirve para explicar el argumento de la profesora Marisol Facuse, quien se basa en la teoría del Anarquismo Epistemológico del Científico Suizo Paul Feyerabend, que él mismo defiende como un intento de aumentar la libertad, y el correspondiente descubrimiento de los secretos de la naturaleza y del hombre, por tanto el rechazo de criterios universales y de todas las tradiciones rígidas, que acompañan a la ciencia contemporánea.  

Según Feyerabend, su postulado se basa en una clara diferenciación entre la Epistemología tradicional, y la que es verdaderamente la actividad de un científico, un anarquista. “la ciencia es una empresa esencialmente anarquista. El concepto de ciencia de Feyerabend, está más cerca del humanismo que del dogmatismo, haciendo énfasis en que la ciencia analizada desde este último punto de vista se inscribe en un ámbito ético-político, que trae consigo las intrincadas relaciones que se producen entre el saber y el poder, y entre la ciencia y los miembros de la sociedad mundial. Cuando Marisol Facuse se refiere al pluralismo, lo hace en el sentido que una ciencia que se nutre de muchas teorías, las contrasta y da paso a la crítica social, una especie de democratización del saber, algo de lo que carece la sociedad contemporánea. Este último punto nos acerca a la necesidad apremiante que tenemos en sociedades como la colombiana, que como el resto de las latinoamericanas, tenemos a un alto número de nuestros compatriotas alejados de la denominada sociedad del conocimiento en detrimento siempre de los sectores más desprotegidos de nuestra población.

Lo anterior es como lo anuncia Hugo Zemelman en su lectura: “Pensar teórico y pensar epistémico: los retos de las ciencias sociales latinoamericanas”, producto de que la gran mayoría de investigadores sociales y hasta los gobiernos, basan su accionar en un sinnúmero de conceptos teóricos que casi siempre están desfasados con nuestra realidad. 

Es necesaria esta aclaración porque nuestro autor de cabecera Hugo Zemelman M. nos invita a aprender a pensar, a desarrollar  una forma de abordar los temas que atañen a nuestra sociedad de manera epistemológica, entendiendo que se debe llegar a este pensamiento sin preconcepciones. 

Nos habla de un desfase al referirse a: (2)” la necesidad de resignificar surge precisamente por el desajuste entre teoría y realidad… ¿Pero por qué el  desajuste? Por algo elemental: El ritmo de la realidad no es el ritmo de la  construcción conceptual”. O sea cuando aceptamos conceptos que nos presentan otros autores damos por sentado que se pueden aplicar a X  o  Y sociedad sin tener en cuenta u olvidando que las sociedades, los grupos humanos son cambiantes, impredecibles precisamente por  el hecho de ser humanos y lo que puede ser válido en su momento no lo es para el momento histórico que se puede estar viviendo. Tal como lo afirma H. Zemelman: (3) “. Esto tiene evidentemente consecuencias de orden práctico, porque si no supiéramos construir un pensamiento sobre la realidad que tenemos por delante, y esa realidad la definimos en función de exigencias conceptuales que pueden no tener pertinencia para el momento histórico, entonces significa que estamos organizando, no solo el pensamiento, sino el conocimiento dentro de marcos que no  son los propios de esa realidad que se quiere conocer”. 

Conociendo su realidad el autor menciona el chileno Pedro Morande (1984)  analiza como la adopción y el predominio de la sociología norteamericana de los años cincuenta y sesenta en Latinoamérica preparó la escena para una concepción permanente, funcional del desarrollo, concebido como la  transformación de una sociedad ”tradicional” en una “moderna”  desprovisto por 
completo de consideraciones culturales. El autor H. Zemelman denominó este contraste entre la teoría y la realidad a la que se aplica desfase, desajuste.

La aseveración nace de la necesidad de ajustar lo teórico con la realidad, como lo expresa Zemelman: “El ritmo de la realidad no es el ritmo de la construcción conceptual”. 

En el caso que nos compete si nos queremos adentrar en el campo de la investigación científica es la necesidad de crear conocimiento a partir de asumir El pensar epistémico, que “consiste en el uso de instrumentos conceptuales que no tienen un contenido preciso, sino que son herramientas que permiten reconocer diversidades posibles con contenido. El investigador social que busque crear conocimiento epistémico debe distanciarse de las teorías ya conocidas que reducen la realidad, y buscar ese conocimiento desconocido,  que generalmente subyace, no está visible y crear con base en esto un problema u objeto de estudio que nos permita descubrir cosas que nadie ha descubierto antes.

La investigación social debe tener claro que su objeto de estudio son las sociedades, el hombre que conforma esas sociedades, y que como tal no somos seres estáticos, ni desde el punto de vista histórico, ni desde el punto de vista mental, que ese constante movimiento en el que vivimos nos hace los sujetos más difíciles de estudiar, si nos quedamos simplemente en la sola exposición de conceptos por más fundamentados que estos sean.

En la Lectura: La proclama: por un país al alcance de los niños, del Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, surgió en el año de 1995, como parte del documento que presentaron 10 eminencias de nuestro país, denominado. Colombia al  filo de la oportunidad, en el marco de la Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo, que según ellos expresaron al momento de su presentación no pretendía ser una receta sino una especie de carta de navegación sobre lo que ellos creían debía ser el Colombia, una nación que aprovechara todo el talento y la creatividad  de sus habitantes para ser un país mejor de lo que somos. La misma, pone de presente cómo nuestra historia presente está marcada desde la llegada de los conquistadores españoles a nuestro territorio, quienes deslumbrados por nuestras mujeres, paisajes y sobre todo por el oro, configuraron una situación social de dominación sobre los indígenas y sobre la población negra que había llegado del continente africano para acrecentar las relaciones de esclavitud que se desarrollaron en nuestro territorio. 

Esa situación de sometimiento implementada por los españoles durante la conquista, se perpetuó durante nuestra independencia y la posterior formación de nuestra primera República. Nuestra sociedad se convirtió en un núcleo humano elitista, excluyente y arribista, situación que se repite hoy en pleno siglo XXI, por la forma como vastos sectores de nuestra población no tienen acceso a los medios para satisfacer su más mínimas necesidades, siendo la más preocupante el tema de la educación. Son los niños quienes al no tener contacto con una educación de calidad, reflexiva y crítica, los que terminan repitiendo las mismas condiciones de sometimiento que sufrimos desde nuestro nacimiento como país.

“Por lo mismo, nuestra educación conformista y represiva no parece concebida
para que los niños se adapten por la fuerza a un país que no fue pensado para ellos, en lugar de poner el país al alcance de ellos para que lo transformen y engrandezcan”, dice García Márquez en su reflexión. Nuestra situación política y social aleja cada vez más a nuestros niños de las clases menos favorecidas, de la posibilidad de acercarse a la investigación de los más preciados valores de nuestra identidad cultural, fomentando un alejamiento de la ciencia y las artes y haciéndolas ver como actividades exclusivamente de las élites que ostentan el poder político y económico de nuestro país. 

CONCLUSIONES

Al contrastar las lecturas de Marisol Facuse, Hugo Zemelman y Gabriel García Márquez, se puede concluir que desde que el Homo Sapiens Sapiens aparece sobre la faz de la tierra siempre fuimos seres comunicadores, con deseos de conocer lo que nos rodeaba en nuestro medio y nuestro entorno, muy a pesar de que solamente con nuestro proceso evolutivo y con el devenir histórico pudimos asumir un conocimiento de nosotros mismos y del universo más científico y menos empírico. 

A partir del Renacimiento, época en que el hombre da uno de los pasos más trascendentales, al cambiar su pensamiento de Teocéntrico, donde Dios era el centro del universo, por uno de corte Antropocéntrico, donde el hombre seguía teniendo la creencia en un Dios, pero él ahora era el centro del universo, se produce el definitivo paso del hombre hacia un pensamiento científico.

Pero desafortunadamente desde ese momento las élites poseedoras del poder han encumbrado ese conocimiento como algo inalcanzable, con lo cual se comienzan a coartar las libertades, y ese saber desarrollado a pesar que propicia grandes avances para toda la humanidad, se ha intentado rodear de conceptualizaciones vagas para tratar de minimizar las posibilidades de que gran- des sectores de la población del mundo salgan de la oscuridad de la ignorancia.

Por otra parte las condiciones de marginación siempre harán que la población infantil sea la más perjudicada a la hora de acceder a la denominada sociedad del conocimiento.



Preguntas para discusión:
  •  ¿Cuál sería el trabajo del investigador en la formación del pensamiento epistémico?
  • ¿De qué forma en la investigación social se evidencia y cómo se puede evitar el desajuste entre teoría y realidad.
  • ¿Qué hacer para implementar en los niños una educación de calidad reflexiva y crítica. 






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