miércoles, 23 de marzo de 2011

Por una investigación más humana

Por:
Holanda González Valderrama
Javier Vargas Acosta


Cuando los seres humanos aparecemos en la faz de la tierra, ese homínido que se separa de los monos, el Australopitecos, hace ya 6 millones de años, y que terminaría convirtiéndose en su proceso evolutivo en el Homo Sapiens Sapiens, siempre fuimos seres habidos por comunicarnos. Pero antes de lograr esa cualidad de seres pensantes, éramos recolectores y nos alimentábamos de raíces y frutas. Muy pronto ese ser que todavía no había desarrollado el lenguaje articulado que conocemos hoy como la voz, nos comunicábamos por medio de un lenguaje de señas, y sonidos guturales.

Ese hombre de Neandertal plasmaba todo lo llevaba dentro de su ser en las paredes y pisos de las cuevas donde habitaba. Es aquí donde aparece la teoría de Federico Engels, plasmada en su libro: “El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre”, donde explica cómo ese hombre primitivo era superado por los animales que lo rodeaban en tamaño y fiereza, muy pronto se dio cuenta de que: o cazaba dichos animales o ellos lo cazaban a él. Es cuando se une y comienza cazar animales, a cubrirse con sus pieles y a comer su carne. Esa ingesta de carne va a traer consigo un rápido desarrollo del cerebro y por ende de todo el cuerpo de ese ser que ve cómo se perfecciona su aparato articulatorio y comienza a comunicarse utilizando la voz. 

Inicialmente ese homínido plasmaba en esas pinturas que hoy son consideradas como arte, como las encontradas en las cuevas de Altamira, España o Lascaux, Francia, otros seres como él, animales y una naciente mitología en la que representaba seres superiores, en lo que se considera como los inicios de las religiones. Esa mitología le sirvió al hombre para explicar su lugar en la naturaleza, y muchos de los fenómenos naturales para los cuales no tenía una respuesta. Esos mitos le explicaron al hombre de manera empírica, fenómenos como el rayo, que él explicaba por medio de su naciente cosmogonía, diciendo que eran los dioses que se enojaban con él y para castigarlo le enviaban los rayos. 

En su artículo: Una epistemología pluralista, el anarquismo de la ciencia de la ciencia de Paul Feyerabend, publicado en la Cinta de Moebio, Revista electrónica de Epistemología de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, la Socióloga Marisol Facuse, pone de presente como en la práctica de la Ciencia, todo método que lleva a la obtención de un conocimiento, no hay ni reglas ni leyes definitivas, dejando de lado lo que ella denomina los conocimientos que por totalitarios, se perfeccionan como mecanismos de la exclusión de muchos sectores de la población mundial. Antes de adentrarnos en el análisis de este artículo es bueno presentar la definición de Epistemología, como la doctrina de los fundamentos y métodos del conocimiento científico, cuyo objeto de estudio es la producción y validación del conocimiento científico. Igualmente la definición de Anarquismo: El término anarquismo es de origen griego y significa “sin autoridad ni poder”. Esta ideología, junto con el marxismo, constituye una de las corrientes del socialismo.

Esto nos sirve para explicar el argumento de la profesora Marisol Facuse, quien se basa en la teoría del Anarquismo Epistemológico del Científico Suizo Paul Feyerabend, que él mismo defiende como un intento de aumentar la libertad, y el correspondiente descubrimiento de los secretos de la naturaleza y del hombre, por tanto el rechazo de criterios universales y de todas las tradiciones rígidas, que acompañan a la ciencia contemporánea.  

Según Feyerabend, su postulado se basa en una clara diferenciación entre la Epistemología tradicional, y la que es verdaderamente la actividad de un científico, un anarquista. “la ciencia es una empresa esencialmente anarquista. El concepto de ciencia de Feyerabend, está más cerca del humanismo que del dogmatismo, haciendo énfasis en que la ciencia analizada desde este último punto de vista se inscribe en un ámbito ético-político, que trae consigo las intrincadas relaciones que se producen entre el saber y el poder, y entre la ciencia y los miembros de la sociedad mundial. Cuando Marisol Facuse se refiere al pluralismo, lo hace en el sentido que una ciencia que se nutre de muchas teorías, las contrasta y da paso a la crítica social, una especie de democratización del saber, algo de lo que carece la sociedad contemporánea. Este último punto nos acerca a la necesidad apremiante que tenemos en sociedades como la colombiana, que como el resto de las latinoamericanas, tenemos a un alto número de nuestros compatriotas alejados de la denominada sociedad del conocimiento en detrimento siempre de los sectores más desprotegidos de nuestra población.

Lo anterior es como lo anuncia Hugo Zemelman en su lectura: “Pensar teórico y pensar epistémico: los retos de las ciencias sociales latinoamericanas”, producto de que la gran mayoría de investigadores sociales y hasta los gobiernos, basan su accionar en un sinnúmero de conceptos teóricos que casi siempre están desfasados con nuestra realidad. 

Es necesaria esta aclaración porque nuestro autor de cabecera Hugo Zemelman M. nos invita a aprender a pensar, a desarrollar  una forma de abordar los temas que atañen a nuestra sociedad de manera epistemológica, entendiendo que se debe llegar a este pensamiento sin preconcepciones. 

Nos habla de un desfase al referirse a: (2)” la necesidad de resignificar surge precisamente por el desajuste entre teoría y realidad… ¿Pero por qué el  desajuste? Por algo elemental: El ritmo de la realidad no es el ritmo de la  construcción conceptual”. O sea cuando aceptamos conceptos que nos presentan otros autores damos por sentado que se pueden aplicar a X  o  Y sociedad sin tener en cuenta u olvidando que las sociedades, los grupos humanos son cambiantes, impredecibles precisamente por  el hecho de ser humanos y lo que puede ser válido en su momento no lo es para el momento histórico que se puede estar viviendo. Tal como lo afirma H. Zemelman: (3) “. Esto tiene evidentemente consecuencias de orden práctico, porque si no supiéramos construir un pensamiento sobre la realidad que tenemos por delante, y esa realidad la definimos en función de exigencias conceptuales que pueden no tener pertinencia para el momento histórico, entonces significa que estamos organizando, no solo el pensamiento, sino el conocimiento dentro de marcos que no  son los propios de esa realidad que se quiere conocer”. 

Conociendo su realidad el autor menciona el chileno Pedro Morande (1984)  analiza como la adopción y el predominio de la sociología norteamericana de los años cincuenta y sesenta en Latinoamérica preparó la escena para una concepción permanente, funcional del desarrollo, concebido como la  transformación de una sociedad ”tradicional” en una “moderna”  desprovisto por 
completo de consideraciones culturales. El autor H. Zemelman denominó este contraste entre la teoría y la realidad a la que se aplica desfase, desajuste.

La aseveración nace de la necesidad de ajustar lo teórico con la realidad, como lo expresa Zemelman: “El ritmo de la realidad no es el ritmo de la construcción conceptual”. 

En el caso que nos compete si nos queremos adentrar en el campo de la investigación científica es la necesidad de crear conocimiento a partir de asumir El pensar epistémico, que “consiste en el uso de instrumentos conceptuales que no tienen un contenido preciso, sino que son herramientas que permiten reconocer diversidades posibles con contenido. El investigador social que busque crear conocimiento epistémico debe distanciarse de las teorías ya conocidas que reducen la realidad, y buscar ese conocimiento desconocido,  que generalmente subyace, no está visible y crear con base en esto un problema u objeto de estudio que nos permita descubrir cosas que nadie ha descubierto antes.

La investigación social debe tener claro que su objeto de estudio son las sociedades, el hombre que conforma esas sociedades, y que como tal no somos seres estáticos, ni desde el punto de vista histórico, ni desde el punto de vista mental, que ese constante movimiento en el que vivimos nos hace los sujetos más difíciles de estudiar, si nos quedamos simplemente en la sola exposición de conceptos por más fundamentados que estos sean.

En la Lectura: La proclama: por un país al alcance de los niños, del Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, surgió en el año de 1995, como parte del documento que presentaron 10 eminencias de nuestro país, denominado. Colombia al  filo de la oportunidad, en el marco de la Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo, que según ellos expresaron al momento de su presentación no pretendía ser una receta sino una especie de carta de navegación sobre lo que ellos creían debía ser el Colombia, una nación que aprovechara todo el talento y la creatividad  de sus habitantes para ser un país mejor de lo que somos. La misma, pone de presente cómo nuestra historia presente está marcada desde la llegada de los conquistadores españoles a nuestro territorio, quienes deslumbrados por nuestras mujeres, paisajes y sobre todo por el oro, configuraron una situación social de dominación sobre los indígenas y sobre la población negra que había llegado del continente africano para acrecentar las relaciones de esclavitud que se desarrollaron en nuestro territorio. 

Esa situación de sometimiento implementada por los españoles durante la conquista, se perpetuó durante nuestra independencia y la posterior formación de nuestra primera República. Nuestra sociedad se convirtió en un núcleo humano elitista, excluyente y arribista, situación que se repite hoy en pleno siglo XXI, por la forma como vastos sectores de nuestra población no tienen acceso a los medios para satisfacer su más mínimas necesidades, siendo la más preocupante el tema de la educación. Son los niños quienes al no tener contacto con una educación de calidad, reflexiva y crítica, los que terminan repitiendo las mismas condiciones de sometimiento que sufrimos desde nuestro nacimiento como país.

“Por lo mismo, nuestra educación conformista y represiva no parece concebida
para que los niños se adapten por la fuerza a un país que no fue pensado para ellos, en lugar de poner el país al alcance de ellos para que lo transformen y engrandezcan”, dice García Márquez en su reflexión. Nuestra situación política y social aleja cada vez más a nuestros niños de las clases menos favorecidas, de la posibilidad de acercarse a la investigación de los más preciados valores de nuestra identidad cultural, fomentando un alejamiento de la ciencia y las artes y haciéndolas ver como actividades exclusivamente de las élites que ostentan el poder político y económico de nuestro país. 

CONCLUSIONES

Al contrastar las lecturas de Marisol Facuse, Hugo Zemelman y Gabriel García Márquez, se puede concluir que desde que el Homo Sapiens Sapiens aparece sobre la faz de la tierra siempre fuimos seres comunicadores, con deseos de conocer lo que nos rodeaba en nuestro medio y nuestro entorno, muy a pesar de que solamente con nuestro proceso evolutivo y con el devenir histórico pudimos asumir un conocimiento de nosotros mismos y del universo más científico y menos empírico. 

A partir del Renacimiento, época en que el hombre da uno de los pasos más trascendentales, al cambiar su pensamiento de Teocéntrico, donde Dios era el centro del universo, por uno de corte Antropocéntrico, donde el hombre seguía teniendo la creencia en un Dios, pero él ahora era el centro del universo, se produce el definitivo paso del hombre hacia un pensamiento científico.

Pero desafortunadamente desde ese momento las élites poseedoras del poder han encumbrado ese conocimiento como algo inalcanzable, con lo cual se comienzan a coartar las libertades, y ese saber desarrollado a pesar que propicia grandes avances para toda la humanidad, se ha intentado rodear de conceptualizaciones vagas para tratar de minimizar las posibilidades de que gran- des sectores de la población del mundo salgan de la oscuridad de la ignorancia.

Por otra parte las condiciones de marginación siempre harán que la población infantil sea la más perjudicada a la hora de acceder a la denominada sociedad del conocimiento.



Preguntas para discusión:
  •  ¿Cuál sería el trabajo del investigador en la formación del pensamiento epistémico?
  • ¿De qué forma en la investigación social se evidencia y cómo se puede evitar el desajuste entre teoría y realidad.
  • ¿Qué hacer para implementar en los niños una educación de calidad reflexiva y crítica. 






martes, 22 de marzo de 2011

La recuperación colectiva de la historia solo y desde el vox populi

Por: Paula Boccardi
Oskar Gómez
Marianela Laura
Paola Rojas Useche
Lisbeth Súa Diaz




"La historia... Testigo de los tiempos, luz de la verdad, 
vida de la memoria, maestra de la vida, testigo de la antigüedad".
Marco Tulio Cicerón.


De acuerdo con la alocución latina Vox pópuli, vox Dei: "voz del pueblo, voz de Dios’ entendida como que la verdad de un hecho o la justicia de una cosa se establece sobre el acuerdo unánime de las opiniones del vulgo no se puede esperar menos que la sociedad del común sea el eje central de la "Recuperación colectiva de la Historia" RCH.
Tal como lo afirmara Lola Cendales (1990 y 1992), la palabra historia es poseedora de un significado doble, ya que designa tanto a las acciones humanas en el tiempo, como al estudio de esas acciones. Por ello, los historiadores diferencian la historia conocimiento de la historia real, siendo esta última la materia prima para la construcción de la primera, designada como historiografía.
Desde tiempos remotos, la historia, primeramente considerada tradicional,  ha sido vista y estudiada desde las civilizaciones  que mayor poder ejercen  en la sociedad, dejando excluidos a los sectores populares y a su propia historia, reduciéndolos y exaltando como únicos protagonistas  a quienes pertenecen a la sociedad hegemónica. En este sentido, Cendales, Peresson y Torres (1992) afirman que  “restringido el protagonismo histórico a las clases dominantes de la época y a las minorías creativas, las masas populares y los grupos subordinados van a desaparecer de la escena histórica”.
De aquí, que el desarrollo social ha venido dependiendo de este sector privilegiado, ya que, atribuyéndoles la razón de ser de la historia se les facilitó el  acceso a circunstancias materiales que les permitieron recrearla,  manipularla y registrarla  a su conveniencia.
De este modo, haciendo referencia a la historia de la historiografía, se puede afirmar que si bien desde sus orígenes la historia escrita ha presentado una tendencia por hermanarse con el proyecto histórico de las clases hegemónicas, ha ido mutando a través del tiempo y los diferentes contextos. Así, siguiendo a Cendales (1990 y 1992) se pueden distinguir dos fases principales en su desarrollo. Por una parte la historiografía tradicional o también llamada historia de bronce, habría venido a considerar como históricos solo a aquellos sucesos actuados por las elites dirigentes del momento. Las minorías y grupos subordinados quedarían casi completamente invisibilizados. En concordancia con esta concepción, los personajes históricos son construidos desde la exaltación de sus condiciones, elevándolos a una condición casi divina, convirtiéndolos de este modo en ejemplos de vida para las generaciones venideras.
Por otra parte, la historia denominada como científica o actual, es descrita por la autora, como el producto de pensadores influenciados por el positivismo y por lo tanto ocupados en conseguir el abandono de la subjetividad del historiador, partiendo del supuesto de que “los hechos hablan por sí solos”. Mientras defendían la idea de que mediante técnicas rigurosas de recolección y verificación de las fuentes se asegura el acceso al conocimiento de los hechos tal como sucedieron, justificaban un análisis descontextualizado y la ausencia de análisis críticos que consecuentemente contribuyeron a fortalecer la concepción elitista de la historia.
Perdida la confianza en la visión liberal del devenir histórico y de la evolución de la humanidad hacia el progreso, en la década del 30 surge en Francia una nueva generación de historiadores que se proponían explicar y comprender la historia. A esta historiografía no le bastaba ampliar su objeto de análisis, necesitaba además una teoría de la sociedad que le permitiera explicar el por qué de la ocurrencia de los hechos. Sin embargo, esta historia entonces más estructuralista y funcionalista, dejaba afuera y consideraba irrelevante, una vez más, a los sectores populares en su cotidianeidad.
Hecha esta breve síntesis de las corrientes historiográficas más influyentes queda delineada la imperante necesidad de una historia capaz de contribuir al cuestionamiento de la sociedad, dejando de este modo de ser una “memoria del poder y una justificación del presente” (Cendales, 1992, 31) para convertirse en vía de acceso a la crítica de lo instituido y naturalizado. Dicha necesidad trajo consigo el surgimiento de intentos renovadores de algunos historiadores capaces de aportar valiosas experiencias.
En la década de los ochenta, una nueva corriente llamada historia popular o recuperación colectiva de la historia, viene a proponer un cambio categórico tanto en los procesos de construcción del conocimiento como en el empleo del mismo. La "Recuperación colectiva de la Historia" RCH, motivada por la revolución Sandinista y los movimientos sociales en América Latina, proponía que los sectores populares se convirtieran en un sujeto histórico de cambio en el papel Integrador de la Educación Tradicional y en la necesidad de transformación social en general. 
Este modelo  ha pretendido ser  una herramienta emancipadora. A través de éste se trata de reconocer el proceso en la historia desde el conflicto para entender la diversidad y complejidad de los movimientos del presente y sus consecuencias en el futuro, comprendiendo y explicando en profundidad su pasado.
La recuperación colectiva de la historia como metodología de investigación se promueve como una alternativa de reconocimiento de los intereses  de que los otros también cuentan para "construir una historia desde abajo" (Torres Carrillo, 1993). Para ello, la propuesta metodológica intentará un “diálogo de saberes” enriquecido con el uso de estrategias y dispositivos específicos. Un equipo responsable, con base en los acuerdos del colectivo, será quien elabore un Plan de Trabajo que servirá como guía para las acciones venideras. Al decir de Torres Carrillo (1993), para que la participación pueda ser efectiva es indispensable la capacitación constante del Equipo en habilidades investigativas básicas, así como sobre las temáticas y problemáticas que irán apareciendo a lo largo del proceso de RCH.
Dado que, desde esta perspectiva se asume que la memoria social no se encuentra sólo en los recuerdos de sus miembros, sino en múltiples huellas que el pasado va dejando,  son también múltiples las fuentes a las que hay que acudir. Para ello, se utilizan técnicas activadoras de memoria tales como museos comunitarios, audiciones de música antigua, jornadas de expresión artística, entre muchos otros. Asimismo, (Torres Carrillo, 1993) en la medida en que la información se va recolectando debe irse organizando y analizando según el modelo de análisis decidido al comienzo de la RCH y/o con base en las especificidades de la información obtenida.
Este análisis brindará la posibilidad de establecer hipótesis que permitan realizar interpretaciones y articulaciones. “Para una buena interpretación es necesario acudir, tanto a las interpretaciones que hace la gente desde su experiencia y sentido común, como a los aportes del conocimiento provenientes de otros estudios, investigaciones y reflexiones hechas desde el mundo académico” (Torres Carrillo, 1993). Se destaca aquí la importancia de crear puentes de comunicación, entre unas y otras hasta construir un marco interpretativo apropiado a la experiencia que se está reconstruyendo e interpretando. Una vez realizada la interpretación y la síntesis correspondiente, se procede a la realización de un modo particular de comunicación de los resultados, acorde a las características de la población.
Como puede verse, en este modelo prima la importancia de la memoria colectiva, la identidad y la conciencia histórica, para dar batalla en la lucha existente entre los que quieren el dominio y orientación de la sociedad donde la historia y la memoria social son elementos de discordia.  En esta lucha existen fuerzas políticas y sociales que se oponen a la historia creada por los sectores "hegemónicos" para seguir en su  posición dominadora.  Es allí donde surge la pregunta: ¿qué es lo que está en juego? ¿qué es lo que se lleva el vencedor? y la respuesta es el control sobre la memoria social,  ya que desde ella se estructuran identidades sociales, se legitiman, impugnan y redefinen las relaciones de poder, se definen los campos de lo posible  y las visiones de futuro
La propuesta metodológica de la  "Recuperación colectiva de la Historia" RCH, quiere reivindicar a aquellos sectores subalternos como sujetos históricos y sujetos de conocimiento histórico  para llegar a una reconstrucción, interpretación y socialización, siendo ellos mismos los protagonistas de aquellos procesos que las llamadas "Historias Oficiales" excluyeron tanto en sus  identidades culturales, como en las fuentes de saber, tales  como la literatura o las memorias populares que se consideraron como "acientíficas-no históricas".
Cabe señalar que la RCH se ha enriquecido con corrientes disciplinares de pensamiento y culturales como la Educación Popular, la corriente latinoamericana de la Investigación Participativa, la historia "desde abajo" y los estudios y discusiones contemporáneos sobre culturas e identidades populares.
Concluyendo, de la experiencia  de la  "Recuperación colectiva de la Historia" RCH queda el aprendizaje de que el investigador social debe ser una persona comprometida con su realidad social, de mente abierta, dispuesta a integrarse a una comunidad para construir con ella y respondiendo a su contexto particular.
Desde dicha perspectiva, hacer investigación social es tener en cuenta la historia desde  las condiciones sociales en las que se desarrolla.  Por ello es relevante retomar lo argumentado por Cendales et al (1992)  “la producción histórica,… requiere una serie de condiciones materiales y sociales que garantizan su desarrollo… donde el investigador debe decidir qué investiga, cómo investiga y al servicio de quién investiga.” Recordando que sus discursos estarán ejerciendo una importante influencia  para que la voz de un pueblo sea identificada y escuchada, o silenciada como suele suceder.
Sólo siendo conscientes de ello se podrá desplazar el discurso hegemónico plasmado hasta en frases célebres como la del novelista inglés  Aldous Huxley (1894-1963): “Quizá la más grande lección de la historia es que nadie aprendió las lecciones de la historia”.

Preguntas para el debate: 
  • ¿Aquel (sujeto, sociedad, escuela) que no conoce su historia está condenado a repetirla?
  • ¿Considera que las tics han ejercido una influencia en la formación de la identidad colectiva de los pueblos y/o actores sociales? De qué manera?
  • ¿De qué manera se podría aplicar la RCH en el ámbito educativo?

 Bibliografía:
CENDALES. Lola, PERESSON M y TORRES, Alfonso. Los otros también cuentan. Elementos para la recuperación colectiva de la historia. Dimensión Educativa. Bogotá.1990.

TORRES, Alfonso. Pasados Hegemónicos, memorias colectivas e historias subalternas. En: Walsh Catherine (Editora), Estudios Culturales Latinoamericanos. Universidad Andina Simón Bolívar-Ediciones Abya-yala.Quito.2003.

TORRES, Alfonso. Identidades y política de acción colectiva. Universidad pedagógica Nacional. Bogotá.2007.

lunes, 21 de marzo de 2011

La Investigación Acción Participación: El camino para la transformación social


Por: María del Pilar Páez.

Sonia Patricia Páez.
Yimmy Valencia.
 “La razón y las costumbres son en un  pueblo libre, 
      lo que las cadenas y lo calabozos 
       son en un pueblo esclavo”.    
                              Camilo Torres Restrepo                                                

                                        

El contexto histórico de comienzos del siglo XX alimentó el descontento de  grupos de académicos e intelectuales progresistas en diferentes países, en EEUU por ejemplo surge la ESCUELA NUEVA como una propuesta pedagógica  que integra la investigación crítica a la educación. A partir de allí  teóricos de las ciencias  abordan el tema de la investigación desde una perspectiva más  amplia como Kurt Lewin quien es uno de los primeros en promover la investigación social, punto desde el cual se perfila la IAP.

Lewin planteó la Investigación – Acción como un proceso permanente de planificación y conceptualización de la acción en la práctica, de tal forma que esta se replanteara continuamente y pudiera ser reformulada. En sus inicios,  la Investigación – Acción tuvo como escenario  principal el campo de la educación, haciendo enormes aportes al desarrollo de la pedagogía fundamentalmente en  temas curriculares y de docencia.  Sin embargo el propósito fue más complejo y ambicioso, se buscaba transformar las maneras convencionales de investigar, superando las posturas positivistas  predecesoras, la pretensión fue  proponer alternativas que permitieran realizar procesos investigativos participativos, democráticos, incluyentes y  liberadores, que posibilitaran acercamientos tangibles a la realidad social de quienes históricamente son más vulnerables, de tal forma que esta realidad pueda ser investigada desde una multiplicidad de ángulos, voces y lecturas, abriendo la puerta a posibles transformaciones en el corto, mediano y largo plazos.

Es importante tener en cuenta que el camino para la Investigación-Acción-Participación (IAP) no ha sido fácil , ha sufrido los rigores propios de la persecución científica  y académica,  surgidas como consecuencia de los cambios  en los escenarios políticos, económicos y sociales del último siglo; desarrollar  ciencia social para la igualdad y el reconocimiento de “otras” realidades no  es precisamente una tarea sencilla, ya que implica mover las bases del establecimiento, romper fuertes y tradicionales  cadenas de dominación impuestas desde tiempos milenarios por  grupos sociales y culturales de diferentes condiciones, se entiende entonces que la IAP  es una especie de alternativa para aquellos investigadores de vanguardia, dispuestos a dar la pelea por un mundo más humanizado en condiciones de equidad y justicia para todos los pueblos del planeta.

La Investigación-Acción (IA) asume un compromiso ético con la transformación social, de allí su fuerte relación con la educación, como espacio de formación  del ser humano, se propone vincular  ciencia,  educación e  investigación junto con la práctica, desmitificando la creencia  de que  la ciencia solo esta al alcance de unos pocos, dónde únicamente  ciertas élites consideradas “verdaderamente científicas”, (propio de las posturas positivistas) hacen investigación,  en este contexto se propone revisar el rol que hasta entonces jugaba el docente en su relación con el alumno, modificando la posición  vertical y unilateral  en la construcción del conocimiento, permitiendo al estudiante un papel participativo y protagónico en su propio proceso de aprendizaje.  La escuela norteamericana  de las décadas del 60  y 70,  es uno de los ejemplos de esta transformación educativa.

Para el año 1960, ante las condiciones socio-políticas dominantes (Guerra fría: Armamentismo y  conquista del espacio), la IA fue reprimida por el aparato estatal, no sólo desde el punto de vista discursivo sino también  financiero, esto ocasionó que la investigación se desdibujara de su carácter humanista y se centrara en un nuevo objetivo: La producción de capital. La propuesta de acercarse teórica y metodológicamente a los problemas significativos de la vida cotidiana e involucrar al investigador como agente de cambio social, parte desde la IA con los planteamientos de Lewin y antecede a la IAP de la década del 70. Para  Víctor Mendoza La investigación Lewiniana, aunque en su momento fue considerada como un enfoque radical e inadecuado,  fue el producto esencial en un momento histórico en el pensamiento crítico de los Estados Unidos, equiparándolo con la misma ilustración.

Esta nueva preocupación por la ciencia y la investigación social se extendió a otros lugares del planeta, vale la pena destacar las experiencias realizadas en países africanos como Tanzania y el Congo, igualmente en la India, Suiza y Francia. Una de las tendencias  que mayor incidencia  ha tenido dentro de la IA, es la Escuela de Frankfurt, corriente de pensamiento marxista, a la cual se han vinculado importantes y grandes teóricos e investigadores  de varias disciplinas relacionadas con las ciencias humanas, tal es el caso de Jürgen Habermas, Theodor Adorno, Max Horkheimer, entre otros,  los cuales han enriquecido  epistemológicamente   su corpus teórico y práctico.

LA IAP EN EL CONTEXTO LATINOAMERICANO

 La IA tiene una gran oportunidad en Latinoamérica, dada la particularidad de su contexto en condiciones sociales ligadas a situaciones de explotación, pobreza y miseria; surge como una alternativa a la crisis social impuesta políticamente desde el modelo capitalista e imperialista de las décadas del 60 y 70.  Se resaltan experiencias como la de México (con Guillermo Bonfil y otros académicos en la UNAM, como  una exigencia para reorientar el departamento de Antropología); y la de  Brasil, con Paulo Freire y su propuesta de la “Pedagogía para la Liberación”, aunque es indispensable subrayar  que los orígenes de la IAP en América latina se originan precisamente en este contexto de la educación en el Brasil, fue Freire quien postuló esta perspectiva investigativa desde la educación con aplicación a otros espacios socio-culturales, dadas las coyunturas políticas de su época.

Para el contexto colombiano la IAP ha sido liderada por Orlando Fals Borda, María Cristina Salazar, Germán Mariño, Lola Cendales, Alfonso Torres Carrillo, entre otros. Según Fals Borda la IAP latinoamericana y en particular la postura colombiana se anticiparon de cierta forma al postmodernismo, al buscar articulaciones entre los discursos, prácticas y observaciones concretas en el terreno. Dentro de la experiencia colombiana es importante rescatar la relación del desarrollo de la IAP con los procesos de pertenencia y apropiación de la tierra;  campesinos, colonos, obreros,  indígenas y pobres en general, llevan décadas de sufrimiento y marginalidad,  ya que nuestra sociedad ha sido históricamente agraria y permanentemente desigual,  envuelta en una constante lucha por la tenencia de la tierra. 

Para Víctor Mendoza, “el aporte de la experiencia colombiana sobre el pensamiento crítico aplicado al enfoque de IA, tiene una gran relevancia para su construcción, el mayor esfuerzo se dirigió a comprender la situación histórica y social de los grupos obreros, campesinos e indígenas que implicó adelantar experimentos muy preliminares…”

La IAP, para Fals Borda, tiene tres retos que se relacionan con la deconstrucción científica y la reconstrucción emancipadora,  siendo esto;

  • Vincular el saber y  la razón en la búsqueda de una ciencia útil que valide el conocimiento tradicional, indígena y popular.
  • Articular la teoría y la práctica asumiendo un compromiso ético con la transformación social, descolonizando nuestro pensamiento y conducta tradicional.
  • Replantear (transformar) la relación investigador-sujeto-objeto, apreciándolos como seres diversos, en pensamientos y sentimientos, con multiplicidad de visiones que pueden ponerse en juego conjuntamente. Esto permite pasar de una relación vertical autoritaria a una relación horizontal de reciprocidad sujeto a sujeto.

IMPLICACIONES PRÁCTICAS


De otra parte, la IAP,  no es una simple búsqueda  de conocimiento, no se trata de hacer ciencia por el mero placer de saciar curiosidades, la IAP conlleva a una trasformación de actitudes y valores individuales y colectivos, busca permear las más íntimas fibras de la condición humana. Pretender subvertir el orden establecido, implica innovar, proponer, asumir el reto de transformar la realidad, ver al otro como sujeto de derechos en condición de igualdad, por tanto en la IAP el investigador no es llanamente  el experto, es el dinamizador del proceso investigativo, y como aquello que se aborda está ligado intrínsecamente a lo más valioso del ser humano, su  dignidad, por tanto no puede excluirse de todo aquello que le afecte. Bajo esta premisa se  entiende  que en la IAP la producción intelectual de conocimiento no es de propiedad exclusiva del investigador, dado que en el proceso son válidas todas las voces,  por tanto dentro de la AIP, el conocimiento se construye colectivamente y se valida de igual forma.

Semejante propósito, tiene como consecuencia  la redefinición de  elementos epistemológicos, políticos y metodológicos dentro de la IAP,   esto supone que investigar desde esta postura, (epistemológicamente), implica romper los paradigmas excluyentes y positivistas de la ciencia, poniéndola al alcance de los más  vulnerados, sin pretender decir que se trata de una ciencia marginal, es importante recordar que la IAP surge del análisis  disciplinado y riguroso de las diversas posturas dadas al interior de la filosofía de las ciencias, no se le debe subestimar como una simple rebeldía científica o académica ya que sus bases teóricas se fundamentan  en un juicioso análisis de la epistemología en la investigación.

En cuanto al elemento político  implica  asumir una postura ética  en defensa y promoción de la democracia real, aunque ello conlleve difíciles y complicadas consecuencias,  de allí su carácter activo y participativo. La práctica política de la IAP se evidencia no solo en espacios locales o regionales, también incide en estructuras más amplias, intentando superar problemáticas puntuales, abordando temáticas y necesidades que atraviesan a una multiplicidad de grupos, pueblos y culturas en diferentes lugares y contextos del mundo, un claro ejemplo de ello son los movimientos sociales de base, como las agremiaciones, las comunidades barriales, eclesiásticas, artísticas, deportivas o ambientales que subyacen bajo el tejido social de las clases  bajas. Finalmente en este aspecto político se destaca una ética ecológica respetuosa con el medio ambiente y la conservación del planeta, la cual debe ser consecuente con una acción protectora de la vida en todas sus formas, contraria a la imposición de intereses particulares, (capitalismo), que valore el derecho natural de todos los pueblos a la convivencia en condiciones adecuadas y dignas.

En cuanto al aspecto metodológico de la IAP, se requiere de una práctica realizada participativamente, dónde se involucran y vinculan todos los miembros de la comunidad, la investigación y la ciencia deben estar al servicio de la misma.  Con la intensión de resolver los problemas que afectan al colectivo, se hace indispensable el uso de  herramientas investigativas adecuadas, sencillas y entendibles, la ciencia debe tener un carácter de asequibilidad y utilidad práctica que permita su uso en lo cotidiano y al alcance las gentes del común, para Fals Borda “La ciencia no deja de ser ciencia por ser modesta”,  en cuanto ésta  debe ser  pertinente  y aplicable en cualquier contexto o situación.

RETOS Y COMPROMISOS

En la actualidad es mucho lo que la IAP ha avanzado  como postura investigativa, a su alrededor se conforma   un tejido de saberes cada vez más amplio e incluyente,  dónde convergen nuevas y viejas formas de investigar y ver las ciencias humanas, dónde se postula la IAP como  alternativa posible a la resolución de los conflictos que impone la modernidad, desde su polifacética manera de poner al ser humano en el centro del huracán. La IAP no es un producto acabado, unidimensional ni mucho menos exclusivo de la ciencia social, contrariamente a ello, sigue siendo una  utopía posible, con infinidad de aristas y caminos por recorrer, el reto esta en aprovechar lo mejor de ella y lo mejor de nosotros mismos, al servicio de una transformación social con carácter científico.

Dotar de herramientas a grupos y sujetos sociales, empoderándolos   en sus roles y  develando los secretos del poder establecido, no es tarea fácil, pero significa un compromiso ineludible en tiempos de zozobra y desesperanza, las generaciones venideras  merecen un mundo más justo y democrático, dónde pobres y ricos, blancos, negros y amarillos puedan convivir bajo condiciones  dignas de libertad e igualdad. La invitación es entonces a acercarse a la investigación científica  desde una  ética comprometida con la  democracia y la justicia social.

domingo, 20 de marzo de 2011

El análisis del discurso como perspectiva de la investigación social

PorAndrea Tíjaro Diaz
Javier Herrera Fernández

No existe relación de poder sin constitución correlativa de un campo de saber, ni de saber que no suponga y no constituya al mismo tiempo unas relaciones de poder.
Foucault, Michel. Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. 
Más que legitimar lo que ya se sabe, la filosofía consiste en saber cómo y hasta dónde puede ser posible pensar de otra manera.
Ferrero, Jesús. Michel Foucault. Entrevistas imaginarias de Dolfos Nervo.

El análisis del discurso, se puede entender, de manera general, como una perspectiva de la investigación social y un método de análisis, que proporciona un acercamiento y comprensión a los problemas de estudio.

Podemos considerar, - siguiendo la obra de Arturo Escobar, La invención del Tercer Mundo -, que esta perspectiva se fundamenta en la idea de que eso que llamamos “realidad social” es el producto, por demás complejo, de un particular modo de pensarla y de intervenir sobre ella.

Por eso se entenderá que el análisis que Escobar (2008) realiza del “desarrollo”, lo lleve a cabo en términos de “fabulas” o “relatos”. El autor se sumerge en el análisis de una serie de narrativas, de maneras de significar la realidad, que abarca discursos presidenciales, análisis científicos, políticas de estado, documentos de expertos, misiones de organizaciones internacionales y datos estadísticos; y que se instituyen en estrategias para combatir el llamado subdesarrollo. Saberes, con status científico, que en última instancia, buscan intervenir sobre ese objeto que ellos mismo delimitan: los países del tercer mundo y su pobreza.

Algo parecido se puede decir del propósito investigativo del estudio sobre las organizaciones liquidas de la profesora Aura Isabel Mora (2008). En este caso, es la ética del trabajo, entendiéndola como un discurso que configura la subjetividad de los trabajadores y sus hábitos, orientando la conducta de estos hacia la productividad y la acumulación capitalista.

Para esto, -nos plantea en su artículo Organizaciones Liquidas: retos de la responsabilidad social (2008)-, la naciente sociedad industrial tuvo que desmontar los viejos hábitos del artesano, más libre en relación al trabajo y sus productos, para ir organizando (siglos XVIII y XIX) nuevos dispositivos de control y de disciplina. Los sermones,  el reglamento de la fábrica, los relatos moralizantes, el control del tiempo o la vigilancia del capataz eran las estrategias que buscaban la docilidad de los sujetos y el encauzamiento de estos hacia un máximo de rendimiento. Después, en pleno siglo XX, mediante  saberes emergentes, como la administración, se fortalecería esa idea del trabajo como eje central de la vida cotidiana, como ese lugar firme desde el cual se construye la identidad y el proyecto de vida, y sin el cual era impensable alcanzar la realización personal, la seguridad y la estabilidad, aspectos deseables en la modernidad solida.   
Finalmente, frente las nuevas formas de organización que se han venido configurando desde las últimas décadas del pasado siglo, a causa del desarrollo de las tecnologías de la información, las nuevas aplicaciones científicas y el impacto ambiental de la producción económica; la autora se pregunta sobre los nuevos valores, - digamos, por otra forma de pensar la ética del trabajo -, acorde a estas nuevas formas de vida, a estas estructuras fluidas y cambiantes propias de la sociedad liquida. 
    
Como se ve, estos trabajos, se inscriben en la perspectiva investigativa del análisis del discurso. Un tipo de comprensión de lo social que debe mucho a la obra del filósofo francés Michel Foucault. Ya sea la prisión, el desarrollo o la ética del trabajo, o cualquier otra experiencia y práctica social, se trata de que la investigación permita develar como los diversos saberes, crean un espacio discursivo, una cartografía de significaciones y acciones desde la cual se aborda e interviene lo que puede resultar problemático (la pobreza, la delincuencia, el desempleo…) y la manera como estos saberes y estrategias constituyen al sujeto (pobre, subdesarrollado, loco, delincuente, normal…).
De manera sumaria, podemos sintetizar dicha perspectiva de la investigación social, aproximándonos al entendimiento de algunas de sus categorías más importantes, a saber:

I. Las formaciones discursivas:

1.1. Podemos decir que el discurso es un dispositivo de poder. Es aquella entidad en la que conocimiento y poder se articulan, en un proceso mediante el cual se crean los objetos de  la realidad y la identidad de los sujetos. “Es por esto que el discurso no se refiere a objetos, no identifica objetos sino que los construye, y al hacerlo oculta su propia invención”.
Es en este sentido que Arturo Escobar (2008) habla de la invención del tercer mundo. Escobar plantea que el discurso del desarrollismo construyó las representaciones de países subdesarrollados, de países pobres como sujetos coloniales para permitir el ejercicio del poder sobre él; y por supuesto, el correlato de que las sociedades industrializadas, europeas y norteamericana,  ya habían superado las dificultades de escasez que presenta las regiones del “tercer mundo”, erigiéndose en modelos a imitar.         
1.2. Aclaremos. El discurso no es una entidad meramente ideológica, sino un mecanismo por medio del cual se crean efectos de verdad y realidad (Escobar, 1986). Por ejemplo, frente a la pobreza, el discurso del desarrollismo (Escobar, 2008), apoyado en saberes 

científicos emergentes, como la demografía, la salud pública y la nutrición, definió una serie de líneas de acción e intervención, que buscaban remover formas de vida consideradas arcaicas, hábitos de alimentación y formas de cultivo que fueron tenidos como obstáculos para el progreso. El efecto de este discurso fue (y ha sido) el desdén, con un tono etnocentrista, por las culturas locales, y una representación del pobre como enfermo, inculto e infantil.

2. Tecnologías del poder:

2.1. Las Tecnología del poder son precisamente esas prácticas de poder, esas intervenciones sobre el cuerpo individual y social que buscan adiestrar, regular, controlar  y gestionar la vida en todos los aspectos (Foucault 1989). Buen ejemplo de ello, es el conjunto de técnicas racionales, de medición, planeación y evaluación, que se despliegan, con la pretensión de sacar a los países del “tercer mundo” de la pobreza siguiendo las indicaciones de los expertos. Técnicas que buscan “establecer una forma de gobernabilidad que en el acto de demarcar una “nación sujeto” se apropia de sus diversas esferas de actividades, las dirige y las domina”.
2.2. Es a través del saber–poder que se clasifican a los miembros de una sociedad, se les categoriza como normales o anormales.

Se les normaliza, - como lo expone Foucault en vigilar y castigar (1989), su obra sobre el nacimiento de la prisión -, mediante el despliegue y el entrelazamiento de técnicas y discursos “científicos”, con el fin de someter y limitar las posibilidades de libertad de los individuos. Con cada intervención del saber-poder se busca un buen soldado, un buen obrero o buen ciudadano (Onfray 2005). Y a quienes se les califica bajo las categorías de anormales, como por ejemplo, de  vago, de pobre, de desnutrido o de analfabeto, serán aquellos individuos portadores de las nuevas tecnologías de asistencia o de encierro.    
De este modo, el análisis del discurso permite comprender como los saberes y las técnicas de control fomentan diferentes subjetividades, o dicho de otra manera, como funcionan esos  dispositivos de poder en la construcción de las identidades.

3. Régimen de representación:

En el trasfondo de las investigaciones que se realizan desde la perspectiva del análisis del discurso se formulan una serie de interrogantes alrededor de un determinado orden del discurso, que buscan tomar distancia de dicho régimen de representación, tales como, por ejemplo: ¿Cómo y porque emergió este objeto? ¿Quién puede hablar de dicho objeto? ¿Quién tiene el derecho y la autoridad de hacerlo? ¿Desde qué puntos de vista? ¿Por qué fue nombrado así? ¿Cómo fue designado y analizado en un determinado momento histórico? ¿Qué tipo de subjetividad intenta proponer? (Ball, 1990; Escobar 2008).

4. Modos de representación alternativos:

Sin embargo, pese a que el mismo Foucault (1989), en la cartografía que trazó de las formas de dominación y control de la sociedad disciplinaria, habló poco sobre las formas de resistencias al poder, pensaba que las relaciones de poder se establecían en un campo de fuerzas, de luchas por la producción del significado.

El orden del discurso en un contexto histórico determinado, en ese juego de inclusiones y exclusiones de lo que debe (o no) ser dicho y pensado, se ve enfrentado con otros discursos, con otras posibilidades de pensar, con otros posibilidades de significación. Y es por esto que se entiende la inquietud del profesor Arturo Escobar (2008) de la necesidad de imaginar el desarrollo desde un modo representación diferente, desde un discurso de posdesarrollo. Discurso que se ha venido delineando desde los movimientos  sociales y en las estrategias de resistencia cultural y ecológica que están desplegando dichos movimientos.


Bibliografía:

BALL, Stephen. “Presentación de Michel Foucault”. En: BALL, Stephen (comp). Foucault y la Educación. Disciplinas y Saber. Madrid: Ediciones Morata, 1990. p 6 – 15.

ESCOBAR, Arturo. “la invención del desarrollo en Colombia”. En: Lecturas de Economía. Medellín, no.20,1986, p.p. 9-35.

ESCOBAR. Arturo. La Invención del Tercer Mundo. Construcción y deconstrucción del desarrollo. Caracas: Editorial el perro y la rana, 2007

FERRERO, Jesús. Michel Foucault. Entrevistas imaginarias de Dolfos Nervo. En: Revista Claves de la Razón Práctica. No 73, 1997, p.p. 78 – 80.

FOUCAULT, Michel. “Disciplina. Los cuerpos dóciles”. En: Foucault, Michel. Vigilar y Castigar. Nacimiento de la Prisión (pp. 139 – 175). Buenos Aires: Siglo XXI, 1989.
MORA, Aura Isabel. “Organizaciones líquidas: retos de la responsabilidad social” En: Nuevos retos y perspectivas del Pensamiento administrativo: Responsabilidad social ambiental. Bogotá: Ascolfa, 2008.

ONFRAY, Michel. “¿Por qué vuestro instituto está construido como una cárcel?”. En: Onfray, Michel. Antimanual de Filosofía (pp. 128 – 137). Madrid: Edaf, 2005. 

Metamorfosis de la Etnografía

Por:
César Jiménez
Luz Yaneth García Salgado
Maritza Cifuentes
Sergio González


Los humanos por naturaleza son seres sociales y sociables, por tanto, generalmente  están en contacto con el otro y/o necesitando al otro, ya sea para comunicarse con algún propósito negociable en el que surgen las distintas relaciones y acercamientos que permiten el descubrimiento de realidades semejantes o diferentes que logran mantener o alejar el propósito de la negociación, ésta, se dada por la calidad del lenguaje que empleen los sujetos pues éste determinará situaciones de dominio y subordinación que permitirán mostrar las relaciones de poder entre los actuantes. El compartir una lengua, una cultura, unas creencias da paso para crear relaciones informales y formales conducentes a asentarse o mantenerse en un lugar común.

El ser humano ha sentido la necesidad de estar cerca del otro desde sus tiempos más primitivos puesto que se dio cuenta que con la ayuda del otro podía lograr con mayor facilidad o menos esfuerzo sus propósitos, al pasar el tiempo este mero instinto se fue formalizando hasta crear grupos, clanes, tribus y sociedades bien estructuradas que mantienen una cohesión bastante llamativa en la que convergen diferentes aspectos sociales, culturales, religiosos, políticos, económicos que son aceptados por la gran mayoría;  sin embargo cabe anotar que en estos grupos sociales subyacen otros subgrupos que mantienen sus particularidades y que muchas veces no tienen nada de parecido a ese grupo mayor que los envuelve, los margina o los anonimiza; las sociedades humanas son inherentes a todas las culturas y para que se mantengan deben existir una serie de reglas que permitan su crecimiento y unidad para perpetuarse y evitar la declinación y por que no decirlo su desaparición.

A  través de todas las etapas que ha vivido y trascendido ha logrado posicionarse como un ser pensante, creativo, político, curioso en el sentido de querer saber, descubrir cómo surgen, se manifiestan lo que luego se convierte en saber, lo ubica como individual o colectivo  frente a las problemáticas sociales, culturales, económicas, etc. que asuma o empiece a investigar y es aquí donde ese ser pensante entra a poner en acción su razonamiento,  así  el ser humano se estudia a sí mismo desde diferentes campos, en este caso el que nos interesa es el de la Etnografía como método de investigación.

La etnografía se ha concebido como el estudio descriptivo de los pueblos, las culturas étnicas, grupos de personas con identidad propia o que comparten ciertas características socio-culturales con el propósito de develar sus comportamientos, pensamientos, vida cotidiana, sentimientos, etc. De acuerdo con el texto “La etnografía. Método, Campo y Reflexividad” de Rosana Guber (2001) dice que la etnografía desde sus orígenes ha atravesado por diferentes avances y/o mejoras que le ha permitido diferenciarse y vislumbrarse como un importante método de investigación.   Bronislaw Malinowski (padre de la etnografía clásica)  fue el primer investigador en salir de la academia y adentrarse en el espacio del grupo de investigación pues era necesario el contacto con los nativos, consideraba que “estando allí” y “sin mediaciones se podía diferenciar la cultura real de la cultura ideal, entre lo que la gente hace  y dice que hace”.

Existen tres teorías que revelan la articulación entre realidad social y su representación textual, la primera tiene que ver con la teoría de la correspondencia, la cual los relatos y descripciones de la realidad equivalen a esa realidad, la segunda es la teoría interpretativa, donde los relatos de la realidad surgen de las interpretaciones activamente construidas sobre ella y la teoría constitutiva que plantea que los relatos constituyen la realidad que estas refieren, en esta ultima se utiliza el concepto de reflexividad, termino introducido al mundo académico por la etnometodología entre los años cincuenta y sesenta.

Para Harold Garfinkel el fundador de la etnometodología, el mundo social se reproduce por la interacción de los actores quienes se convierten en sujetos activos y productores de la sociedad a la que pertenecen, es allí donde el lenguaje juega un papel importante.

El lenguaje tiene dos propiedades: la indexicalidad, que es la capacidad comunicativa de un grupo de personas donde se supone la existencia de significados comunes; y la otra propiedad del lenguaje es la flexibilidad donde las descripciones y afirmaciones sobre la realidad no solo informan sobre ella sino que la constituyen, aquí existe una intima relación entre la comprensión y la expresión, es por eso que finalmente los etnometodólogos comentan que un enunciado transmite cierta información, creando además el contexto en el cual esa información pueda aparecer y tener sentido.

Es importante que el investigador realice el transito de la reflexividad como sujeto que pertenece a otra sociedad que investiga al de la reflexividad de los pobladores, esta acción se logra cuando el investigador se acerca a la comunidad y es aceptado por ella. “En suma, la flexibilidad inherente al trabajo de campo es el proceso de interacción, diferenciación y reciprocidad entre la reflexividad del sujeto cognoscente-sentido común, teoría, uno de los explicativos y la de los actores y sujetos/objetos de investigación.

El trabajo etnográfico de campo como se conoce la labor del etnógrafo implica una serie de técnicas que debe llevar a cabo de manera organizada, objetiva, real, el investigador; éste debe  cumplir con algunas características como la paciencia, ser hábil al empezar la interrelación con la comunidad y al “estar ahí” sobre todo en cuanto se refiere a la obtención de información a través de preguntas las cuales promueven el discurso del “informante”, además es importante ganar confianza con él o ella para poder cumplir con el propósito que se haya fijado el investigador. Como primera técnica encontramos:

1.       La Observación Participante que la podemos ver desde diferentes ángulos: el primero es observar para participar, ésta permite que el investigador entre a la comunidad y solamente observe y tome datos, el segundo es participar para observar  es en  el que el investigador toma un rol “dentro” del grupo y se hace participe de la comunidad lo cual le facilita adquirir mayor información por su contacto socio-comunicativo.  Según el enfoque positivista se presenta una disyuntiva entre Observar y Participar si pretende hacer las dos cosas simultáneamente: El investigador cuanto más participa menos registra y menos observa. El investigador cuanto más observa menos participa y más registra. (Tonkin 1984:218). “La diferencia entre Observar y Participar radica en el  tipo de relación cognitiva que el investigador establece con los sujetos/informantes  y el nivel de involucramiento que resulta de dicha relación”.  La participación implica que el investigador logre mantener la relación con el informante además debe explicarle a éste quien es y cuál es su propósito y así evitar el rompimiento de la comunicación.

2.       La Entrevista Etnográfica “es una estrategia que se emplea para que la gente hable sobre lo que sabe, piensa y cree” (Spradley 1979:9). Para esto es necesario que se cree un clima de confianza para que haya fluidez en el discurso, es importante contar con un informante que hable con la verdad, se recomienda valerse de preguntas triviales para motivar la conversación y luego pasar la preguntas más concretas que logren encaminar el propósito de la investigación; como en toda conversación es muy importante el respeto de ambas partes, en cuanto a las preguntas es necesario tener en cuenta que las respuestas son puertas para nuevas preguntas. Posiblemente al iniciar el preguntario el informante no aporte nada sobre lo que el investigador desea saber, entonces en su avidez está la posibilidad de desencadenar nuevas preguntas que logren llevarlo hacia su objetivo.  A medida que va avanzando el tiempo, días meses, se puede tratar temas más cercanos,  tabúes, conflictivos, comprometedores, etc.  La confianza del informante en el investigador debe darse.  En cuanto al lugar donde se realiza la entrevista éste debe ser en el que el informante se sienta a gusto y libre de presión; con respecto a los encuentros estos no deben ser tan largos porque pueden cansar al informante y sus aportes pueden conllevar a errores.

El investigador en el campo es quien le da forma al proceso de búsqueda de información, más que su papel de investigador, es la herramienta de la etnografía. El investigador no siempre encuentra que en  su búsqueda de información relevante, las personas estén dispuestas a colaborar, debe manejar incidentes, superarlos pero jamás abandonar su propósito; en cuanto a la relación con los informantes, “desde el primer momento se evidencia algunas tipificaciones de rango, poder, cargas morales, status, que permiten trazar las líneas futuras de interacción, cooperación y reciprocidad y por tanto se convierten en vías para observar, participar y entrevistar” (Erving Goffman:1971).  
Según el texto de Rosana Guber en el trabajo de campo etnográfico no se le da cabida a la “emoción” porque manifiestan debilidad puesto que no permite el conocimiento ecuánime y objetivo, sin embargo, aunque este tema no aparece en la teoría si está presente en las autobiografías de investigadores etnográficos.  El rol de la mujer como investigadora en la  etnografía ha sido producto de comparaciones y desigualdades frente al hombre, puesto que los temas de investigación habían sido masculinizadas.  Luego que la mujer logró marcar su género, “ser “mujer” no sería  una anomalía sino un posicionamiento distinto de, aunque equivalente a “ser hombre”, con sus ventajas y limitaciones, sus sensibilidades y sus actuaciones culturalmente posibles. Si en la mayoría de las sociedades existen dominios de habla y de acción típicamente femeninos y masculinos, la información que obtiene una mujer no puede ser la misma que la que obtiene un hombre”. (Haraway 1988) Algunas ventajas que tiene la mujer investigadora es que no suscita desconfianza, además puede lograr información que un hombre no lograría.

El trabajo de campo etnográfico demanda tiempo, sacrificio, tolerancia, esfuerzo, convicción, desplazamiento, sumergirse en una cultura desconocida y establecer negociaciones en las que se reflejan las relaciones de poder entre investigador e informante; es un trabajo riguroso, dialógico, sociocultural que para que trascienda y se mantenga es necesario el aporte de modificaciones conducentes a mejorar la calidad del producto (conocimiento) y a involucrarse en otros escenarios de manera más amplia y compleja como lo propone George E. Marcus en su texto: “Etnografía en/del sistema mundo. El surgimiento de la etnografía multifocal” (2001).

De acuerdo con el escrito de George E. Marcus, “Etnografía en/del sistema mundo. El surgimiento de la etnografía multilocal”. La etnografía se ha incorporado en un sistema mundo en la economía política capitalista (MARCUS 1986 y 1989). Dentro de este contexto el autor nos muestra como son analizados los sujetos por diferentes etnografías llevando consigo una fracturación con el significado de cultura. Como consecuencia de esto el análisis etnográfico se ha centrado en nuevas formas culturales surgidas.

Algo similar ocurre con la otra forma de investigación etnográfica, la cual se incorpora al sistema mundo, pero esta vez  a través del capital intelectual donde se estudian objetos e identidades culturales en un tiempo y espacio difuso. (MARCUS).
Se plantea entonces que hay investigaciones que no pueden desarrollarse en una sola localidad, es ahí donde la etnografía móvil sigue trayectorias inesperadas al realizarse en diversos lugares que desestabilizan la distinción, por ejemplo entre mundo de vida y sistema. (Holub 1991).
En este ensayo el autor se centra en las diferentes estrategias de mapeo y en los retos que plantea para los supuestos y expectativas en el mismo método etnográfico. Como un pilar para la etnografía multilocal puede considerarse el capital  intelectual, ya que gracias a este se han tomado ideas y conceptos. Los cuales deben ser acogidos desde caminos empíricos de procesos culturales.
La etnografía multilocal ha surgido de áreas interdisciplinarias que han ido evolucionando a través de los años, como son los estudios feministas, los estudios de ciencia y tecnología y algunas líneas de los estudios culturales (Featherstone 1990; Lash y Friedman 1992). Con los cambios de década se ha ido tomando la tendencia a la etnografía multilocal, como espacios regionales y micro geográficos.

Preguntas para el debate:

  • ¿Al realizar investigación etnográfica en educación, es conveniente realizar observación participante?
  • ¿Cómo los procesos comunicativos actuales (nuevas tecnologías) enriquecen o desmejoran el análisis etnográfico?
  • ¿Que aportes le podría dar la etnografía a la investigación educativa?


 Bibliografía:

GUBER, Rosana. La Etnografía. Método, Campo y Reflexividad. Enciclopedia Latinoamericana de Sociocultura y Comunicación. Norma. Bogotá . 2001

MARCUS, George. Etnografía del sistema mundo. El surgimiento de la etnografía multilocal, En: Revista Alteridades. 2001